Nuestro atrevido veterano Miguel Arenas, acostumbrado ya a dejarnos con la boca abierta por sus hazañas en las largas distancias ha vuelto a sus andadas corriendo en Sevilla «El Camino del Rocío». 73 km de carrera que ha finalizado con éxito en 5º posición en su categoría y que Miguel nos cuenta así:
«Dicen que algo no se valora hasta que se tiene en riesgo. Siempre me he considerado un afortunado por haber esquivado las lesiones. Hasta la fecha todo lo que me he propuesto deportivamente lo he acabado. El sábado era la primera vez que no tenía claro como iba a responder mi rodilla, semanas de ilusión y entrenamiento se podían ir al traste si ese «musculillo» insignificante que tenemos en su parte posterior no daba la talla. Aunque también sabía que a poco que pudiera, mi cabezoneria me llevaría a meta.
Ocho de la mañana, Torre del Oro, salida neutralizada hasta salir de Sevilla, para mi esos primeros kilómetros significaban el todo o nada.
¡Y salió cara!. La rodilla iba funcionando y la ilusión se disparó. Los primeros 35 kilómetros los disfruté como nunca.
Luego vino la realidad de estas pruebas. Alrededor de mediodía, pleno campo, ni una sombra, 26 grados en Sevilla no eran una «maravilla». En cualquier caso, esa parte de la obra ya me la conozco y se que hay que apretar los dientes, sufrir y beberte todo lo que te ofrezcan e improvisar ante lo que salga. Hubo que sortear barro, alguna charca de las tormentas de la semana anterior y tramos de arena de playa típicos de Doñana.

Para colmo, los kilómetros estaban mal marcados y los carteles del camino indicaban que quedaban 3 kilómetros menos que el gps. Por fin tras casi 8 horas se divisaba la Aldea del Rocío y para sorpresa nos dieron la vuelta para entrar por detrás, ahí estaban los 3 kilómetros que faltaban. Un último esfuerzo y 8 horas 8 minutos y 48 segundos después, cruce la línea de meta.
Realmente roto por fuera, pero radiante por dentro. Una más a la lista y posiblemente la que más alegría me ha proporcionado.
Ahora a por la próxima parada: 20 de diciembre, 12 horas en pista en Barcelona y a cuidar mucho la rodilla.»